Clase, clase, clase... Jornada de trabajo sin pausa, con apenas tiempo para comer. Son las cinco de la tarde y hoy no habrá visita turística ni nada parecido. Nuestras familias de acogida nos esperan para cenar a la hora que se cena en Irlanda: ya mismo.
Además, nos vamos cargados de deberes a casa, nuestros profesores no tienen piedad de nosotros.
Imágenes del centro de Cork. De izquierda a derecha: Grand Parade, Lee River.
La clase de la tarde ha estado dedicada a innovación metodológica, siempre con el inglés como lengua de transmisión de conocimientos. Ha sido realmente interesante y nos ha permitido conocer otras formas de impartir clase.
Ahora toca compartir tiempo con nuestros "parientes" irlandeses. Todavía no hemos hablado de ellos, y merecen un pequeño espacio en este diario: son gente amable, atenta y solícita. Han puesto sus casas a nuestra disposición y todo son facilidades a la hora de vivir en Cork. Gracias a ellos tenemos la posibilidad de conocer, también, la gastronomía irlandesa.
El día acaba y nos vamos a dormir intentando asimilar el aluvión de conocimiento al que, en solo dos días, nos hemos enfrentado.
Y mañana, más...